Monday, October 11, 2004

Máxima y los demócraticos holandeses

Es muy curiosa la actitud de los holandeses ante el padre de su princesa y futura reina, la argentina Máxima Z. Como este señor fue en su día funcionario de la Junta militar de Videla, suponen entonces que es un impresentable, cómplice de asesinos, entre otras barbaridades. Por ese motivo ni le invitaron a la boda real (la holandesa, claro) ni le invitan a ningún acontecimiento público protagonizado por Máxima (¿no tendrá ella nada que decir al respecto, seguirá aguantando todo esto cuando sea reina?) Digo que es curiosa la actitud porque está basada en un par de supuestos típicos de cierta intelectualidad europea que jamás ha pisado sudamérica y que hace unas lecturas bastante particulares y poco realistas de la historia. El primer error es creer que en un continente donde las dictaduras militares fueron la regla y no la excepción (lamentablemente) la vida civil debía detenerse y resistir heroica o estoicamente los años que durasen dichas dictaduras. Todos sabemos que la realidad era muy diferente por aquellos años. Podemos juzgar aquellos hechos a la distancia y ser muy críticos si se quiere, pero si hay una verdad como un templo en todo esto, es que los golpes militares llegaban siempre de la mano de los civiles. Dicho de otro modo, y esto es histórico y especialmente cierto en el golpe del año 1976, los civiles apoyaron aquel gobierno que esperaban como la salvación ante el caos del tándem isabel-lópez rega, sin contar la violencia subversiva, entre otros males. Si las encuestas de opinión hubieran sido tan populares en aquellos años como lo son hoy en día, los primeros meses de Videla lo hubieran visto liderar las simpatías populares al mejor estilo "K" (por citar, sin ánimo de ser capcioso, un ejemplo actual). Aquella vieja historia del Partido Comunista apoyando el golpe con entusiasmo, para retractarse con una graciosa autocrítica en su equisequisetc congreso del año 86, golpeándose el pecho con expresión compungida, toda una lección de democracia! En el año 77 nada se sabía de la represión ilegal, la mayoría de los argentinos estaba mirando otro canal, encantados con las alquimias de Martínez de Hoz y la posibilidad de viajar barato a Miami, sin hablar del inminente Mundial de fútbol. Fueron muchos los civiles que trabajaron para aquella dictadura y no creo que sea lícito borrarlos a todos de las listas de invitados a las bodas reales de las casas europeas. No podemos comparar a un asesino confeso como Astiz, a un funcionario del Ministerio de Agricultura, por caso. Además, si seguimos en esa línea, me imagino que los buenos demócratas holandeses declararán entonces "persona no grata" a todos los españoles que hayan participado del régimen franquista (Fraga Iribarne a la cabeza, y también el propio Aznar, desde el fondo de su corazón, para que nos vamos a engañar). Ni que hablar de los italianos, donde todavía hoy el hecho de tener un abuelo con alguna medallita del "fascio di combatimento..." es una especie de orgullo pueblerino. Me ne frega niente! Comprendo que después de colaborar activamente con la ocupación alemana los holandeses, reconvertidos a la democracia, tuvieron que demostrar que adjuraban del Fhurer por la expeditiva via de fusilar un par de "traidores". El tema es tan largo que aburre. Además, como decía Mariano Moreno: "hay verdades tan evidentes que es injuriar a la razón el pretender demostrarlas".

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