es tan absurdo...

El nuevo canciller de Chile escribió un día, en plena crisis por el incumplimiento argentino de sus compromisos energéticos, que el peronismo era "fascistoide" y tenía "rasgos autoritarios". El señor Walker no era en ese momento un funcionario del estado chileno, sino un intelectual opinando libremente como columnista en El Mercurio. Imaginen el escándalo, desde el presidente Kirchner hasta el último concejal de pueblo saltaron de sus butacas al grito de "¡Hasta el Pacífico!!!" con el facón a medio desenfundar. ¿Fascistas nosotros??? se preguntaron los gordos de la CGT desde sus ofendidísimas y burocráticas oficinas corporativas. ¿Pero como se le ocurre, señor Walker, decir que un movimiento que tuvo su origen en un General del Ejército Argentino admirador confeso de Mussolini, inventor de aquello de "la comunidad organizada", de los planes quinquenales, del verticalismo, de "la Lealtad" como valor supremo, sea fascista??? La historia está para leerla. Las simpatías de Perón en los años cuarenta no invalidan su legado ni las conquistas de sus gobiernos, para aquellos que honestamente creen que sus gobiernos dejaron tales cosas. Lo absurdo del caso es que una vez más, dos países que nacieron para complementarse e integrarse, llevan sus relaciones a límites ridículos de crispación por incidentes que podríamos llamar anecdóticos frente a lo que realmente importa, las grandes líneas de la historia. Esas cuestiones que ya son políticas de estado y que personas de bien como Lagos o como tantos hombres y mujeres de ambos lados de la cordillera se empeñan en fortalecer día a día, más allá de estas polémicas absurdas.