Tuesday, October 26, 2004

La Loca Historia del Mundo

Dice Aznar que la agresión del terrorismo islámico contra España no empezó con la foto de las Azores, sino que viene de mucho antes. Para ser precisos, comenzó el día en que Tarik al mando de sus bereberes holló con sus pantuflas Gibraltar, por aquellos días territorio español. La noticia no es nueva, pero hace varios días que vengo dándole vueltas al asunto, tal es la impresión que me causó tamaña barbaridad histórica. Lo que Josemari nos viene a decir es que Islam y terrorismo son sinónimos, y que todos los moros pertenecen a Al Qaeda. Setecientos años de presencia efectiva, huellas imborrables en los nombres de los accidentes geográficos, en palabras incorporadas para siempre al español, en acentos y formas de pronunciar el castellano, en el aspecto racial de media península (especialmente notable en Andalucía, el viejo Al-Andalus), en la gastronomía, la música, la literatura, la filosofía, la matemática, y los espectaculares monumentos (la mezquita de Córdoba, les suena?) que por lo que parece no significan nada para la historia de España. En aquellos tiempos, los civilizados no eran precisamente los del bando del Cid Campeador. Basta comparar el lujo y refinamiento de la Alahambra con las toscas fortalezas medievales de los reinos cristianos. Ni hablar de la tolerancia religiosa de los califas, que contrastaba con las hogueras para los herejes y las recurrentes matanzas en las juderías. Es tremendamente peligroso este tipo de planteos, porque incurren en el mismo error que ocasionó el desastre de Iraq. Esto no es un conflicto trasnochado de civilizaciones. No se trata de un moros contra cristianos del siglo XXI. Dentro del Islam hay claramente dos bandos, el mayoritario de los moderados que buscan un Islam más moderno y democrático, y el de las minorías radicalizadas que caen en el terrorismo. Cada vez que un iluminado cruzado occidental, se llame Bush, Aznar o Berlusconi, comete la grosería de meter a todos en la misma bolsa y atacar a los musulmanes en su conjunto, no hace más que llevar agua para el molino de los extremistas y debilitar la postura de los moderados. Este tipo de burradas no conducen a nada, y como está quedando cada vez más patente, apagar el fuego con nafta, solo trae más violencia, más terror, y más problemas.

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