La mazorca
Podrían ponerlo en la bandera nacional, como en los buenos viejos tiempos: "mueran los asquerosos, salvajes, inmundos neoliberales". Tocar a los piqueteros con un birrete carmesí al estilo federal no sería mala idea. En los colegios electorales, un par de picas con las cabezas degolladas de votantes de derecha servirían de advertencia. En las escuelas, el retrato de K podría presidir las aulas, su penetrante y bifurcada mirada fija sobre educandos y educadores al mismo tiempo. De ahi a beatificar a Cristina o dar loas a la pareja presidencial en los manuales de colegio primario hay un paso. Juan Pueblo es inocente, y nunca ha tenido el poder en el último medio siglo. López Rega, Isabelita, El Tío bueno soltando guerrilleros, El General alentando a La Juventud Dorada, Dromi, Manzano, Grosso, El Adolfo, los de ahora, no tienen nada pero nada que ver con la decadencia argentina. Sus gobiernos fueron ejemplo de conducta, gestión económica austera y honestidad. La consigna es hacer tronar el escarmiento contra la antipatria, aceitar la maquinaria de votos por zapatillas. Firmenich es un buen muchacho, y si alguna vez se le escapó un tiro o se quedó con un vuelto, son cosas de chicos, tolerables en un luchador. Cavallo, que estuvo afiliado al mismo partido, juega con la idea de una candidatura, y se expone al linchamiento. Están agitando las horcas, y los Alberdi del siglo XXI se desangran por internet, suponiendo que alguna vez tocará la hora del retorno y de la vigencia de La República. "Libres o Tuertos, jamás cambiamos".
2 Comments:
muy buen comentario, nos tocan vivir épocas muy tristes; honestamente pensé que habían quedado en el pasado para siempre...
Durante años, años, y años los intelectuales "nacionales y populares" se debatieron en la búsqueda de una respuesta a la pregunta existencial de qué es ser argentino. No creo que les guste la respuesta, pero lo que más define al argentino es esa permanente vocación de esquivar responsabilidades, culpar a otros y fantasear con que el cuco no nos deja llegar a "nuestro destino de grandeza".
Creo que ésta vuelta el aterrizaje de la fantasía va a ser trágico, cuando se agote el sueño del "modelo de la producción y del empleo" y al final el pueblo se de cuenta que el rey nunca dejó de estar desnudo
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