Las mil y una de...Sobisch
En el año 1995 trabajé durante un año como notero en el informativo del canal 7 de la provincia del Neuquén. Recuerdo a Don Felipe Sapag, un prócer, con su saco azul gastado y su poncho marrón, caminando pausadamente hasta la casa de gobierno con una dignidad que impresionaba. Un día me dió la mano y aprendí en un solo gesto lo que significa la palabra "carisma". Sobisch era el jóven rebelde del MPN, traje armani, celular infaltable en una década en la cual tener uno de esos aparatos era símbolo de status. Durante su primer gobierno fue un modernizador innegable, un yuppie, un soldado del primer mundo en el medio del desierto patagónico. Después vino el triunfo de los "amarillos" y Sobisch pasó a ser un proscripto. En una ocasión, ya en el llano, convocó a una conferencia de prensa y nos sorprendió con su trato simpático y cómplice. Dijo que era un perseguido, un exiliado, un hombre al que no perdonaban su vocación modernista y su visión de adelantado. Ahora está otra vez en el poder, y Macri ha dicho públicamente que hay que contar con él. Hace mucho que no estoy en Neuquén, y si leo el diario de los Rajneri la imagen que me llega de "Jorgito" es bastante patética, una especie de tiranuelo que no vacila ante nada y que busca borrar del mapa todo signo de oposición, incluso le han denunciado por la falta de libertad de prensa que supuestamente existe en la provincia. No sé con que imagen quedarme: el Ejecutivo impetuoso que busca civilizar a cualquier precio, el perseguido político que resiste con estoicismo, o el Caudillo intolerante que avasalla las libertades. Si sus planes se concretan, tiene por delante una candidatura presidencial, representando a la derecha, en un inédito duelo patagónico por la primera magistratura. Por eso no es un tema menor el dilucidar cual es la verdadera cara de Sobisch, el hombre al que Macri considera "imprescindible".
3 Comments:
Más allá de cual es el verdadero, si el "moderniador" o el "tiranuelo", lo triste del asunto es que seguimos atados al concepto del caudillo, a buscar un knight in shinning armor que nos libre de todo mal, una costumbre argentina para evitar asumir las responsabilidades y las culpas colectivas.
En lo personal, creo que estamos en serios problemas si seguimos esperando el hombre providencial, el iluminado, que nos saque las papas del fuego. Si algo quedó demostrado en las últimas décadas en el país es que lo mejor que nos puede pasar es trabajar para la institucionalización del país. Necesitamos instituciones fuertes, tan pero tan fuertes que se banquen aun un esquizoide como Kirchner en el gobierno.
Marcelo,
como sabés desconfío terriblemente de la MSM (Main stream media). Por lo tanto el hecho de que pinten a Sobisch como un tiranuelo resulta, desde mi punto de vista, un factor a su favor. Desde ya no por tiruanuelo, si no por ser blanco de ataques de una prensa, prima fascie, sospechosa. Por spuesto que esto es apenas una presunción a favor de Sobisch que puede ser destruida por cualquier medio de prueba.
Post a Comment
<< Home